Instrucciones para subir al bus

jueves, 27 de noviembre de 2008

Encuentre el paradero más cercano, no tome el bus en cualquier esquina. Cuando usted vea el bus, de un pasito hacia adelante y levante la mano para comunicarle al conductor que usted desea subir al bus, es ahi cuando entonces usted pondrá el pie en la escalera del bus, puede seguir los pasos de la entrada "Intrucciones de subir una escalera", y leer la página 54 del libro "Historias de Cronopios y Famas", luego de subir el pie se agarrará de una de la varanditas para apoyarse y asi subir el pie, preocupándose por no caerse ya que el conductor arrancará mientras ustes hace toda la rutina. Durante su viaje se encontrará con diferentes tipos de personas y observará algunas cualidades que nos diferencian.

La pancha: Generalmente tiene más de cincuenta años, utiliza un peinado de peluquería con un montón de spray para el pelo, un abriguito un poco pasado de moda pero bastante bien cuidado, zapatos con taco cuadrado y cartera con tiro pequeño que agarra con las dos manos delante del pecho. A veces usa lentes de aumento y lápiz labial de un color rojo “scarlet de lo que el viento se llevó”. Hay una gran probabilidad de que la señora en cuestión sea maestra jubilada o ama de casa. Esta señora tiene la especialidad de hacer parar a cualquier bus, esperar a que el voceador le repase dos veces la ruta, por ejemplo “vetnedoctubresanpedrorodriguezgaritacementerio” y luego pregunta: “¿no pasa por El Prado?”.

El viejito chocho: Señor de más de setenta años que suele usar traje, corbata y chaleco de lana por más que esté yendo solamente a tomar sol a la Plaza. Este señor gruñón empieza a despotricar contra todo y contra todos desde el momento que pone el pie en el vehículo: “espere puesh máestro, no ve que estoy shubiendo?”. Lo más interesante es que a veces se toma la libertad de hablar por todos los demás pasajeros. “Oye chico, cierra la ventana, nos está entrando viento”,”Máestro, rebaje puesh la múshica, no queremos quedarnos sordos”, “chico, apurate con el cambio!” y así todo el camino hasta que por fin baja del bus con la cara roja de rabia y la venita de la sien izquierda hinchada y a punto de reventar.

La mamá distraída: La mamá distraída por lo general viaja en el primer asiento de la fila a mano izquierda al lado de la ventana. Lleva una bolsa enorme y a dos niños menores de cinco años que suelen tener los mocos saliendo de la nariz y suelen comer plátanos o mandarinas embarrando todo lo que está a su alcance mientras su madre mira cansada el horizonte por la ventana con los ojos perdidos y melancólicos.

El hombre/celular: Señor treintañero o cuarentón que por lo general es empleado público o tramitador. Suele ser un poco gordito, usar un terno plomo, medias blancas, no usa corbata y usa mocasines o sino su atuendo es un pantalón de tela color marengo, camisa clara y chamarra de cuero negro o café hasta la cadera. Este señor entra al bus hablando por celular y haciendo equilibrio para no caerse de oreja, agarrándose del asiento con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda ya que con los otros tres dedos de esa mano agarra un fólder de plástico un tanto amarillento o un maletín chato de cuero, y la mano derecha la tiene ocupada con el celular en la oreja. Sus conversaciones siempre empiezan con un “como es hermanito!”.

La señora-bulto: Señora que espera el bus en una esquina concurrida, generalmente cerca de un mercado de abasto. Esta señora es por lo general de pollera, usa una manta de vicuña que tiene agarrada debajo del mentón con un gancho enorme plateado y un sombrero café o negro, zapatos planitos y un delantal con grandes bolsillos. La señora bulto hace parar el bus y le dice al voceador “chico, ayudame”. A continuación, la señora y “el chico” suben apuradamente tres a cuatro bultos con verduras y frutas fraganciosas, e invariablemente un aguayo enorme. Luego la señora sube con un ágil brinco ladeando el sombrero borsalino sin hacerlo caer, sube el “chico”, cierra la puerta y el chofer parte como un corredor de autos. El pasajero que suba al lado de la señora bulto tendrá que viajar con los pies encima de las mandarinas o con media nalga fuera del asiento por el escaso espacio que dejó libre la señora bulto.

Los “delicados”: Son aquellos pasajeros que suben por lo general al último asiento del lado derecho. Si no es una señora gordita y con el pelo teñido color naranja oxigenado, cabello largo descuidado amarrado en una cola con una liga vieja y que usa lápiz labial fucsia, es un señor con bigotes y mal humor. Los “delicados” se sientan y clavan literalmente el trasero en el asiento. Cuando el infortunado pasajero de su lado tiene que bajar, en vez de parase y bajarse para dar campo, suben ridículamente la rodilla izquierda en un amague de hacer espacio, obligando al que está bajando a hacer peripecias de faquir para bajar del bus.

Los aromáticos: Hay personas que por la faena diaria de trabajo físico o la ausencia de ducha durante algunos días de la semana emiten olores corporales que pueden hacer colapsar al bus. Entre los más comunes están el “señor sobaco”, “el patitas” y “doña sarro”.

Estos son las instrucciones y algunos aspectos que observamos durante nuestra vida cotidiana.

Mauricio Gabriel González Apaéstegui
5to"D"

1 comentarios:

Comunicación dijo...

Qué pena querido Mauricio...por la mañana, con la lectura ligera pensé que la entrada era totalmente de tu autoría...ahora descubro que no es más que un simple plagio de BLOGIVIANOS... Por favor!!! hasta cuando entenderemos que PLAGIAR ES UN DELITO...
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